Me consumo.

Soy enorme, soy nada, soy un conjunto de órganos y una mente que por alguna razón está enojada conmigo y me juega malas pasadas. ¿Quien soy yo para exigirte? ¿Quien soy para que te sacrifiques por mi? Siempre abajo, ahí  tocando el fondo con las manos, con mi cara, con mi cuerpo y mi mente. Temerosa de subir, de empezar a trepar. Me acostumbro tanto al fondo que lo termino convirtiendo en un lugar agradable, y sin darme cuenta estoy trepando, aunque no entienda como, aunque sepa que no hay fuerzas en mí, trepo y trepo y trepo y trepo. Hasta que alguien me empuja, y le cedo el paso de tal manera que vuelvo a mi fondo, a lo que conozco, a lo cercano a mi. Me lleno de grises, me envuelven, me duermo, y me consumo un poquito más.