13.2.13

La primera vez que Lautaro nadó en mi subconsciente.


Después de tanto tiempo pasado y de tanto olvido olvidado, volvió, o así parecían estar todos, con aires de un regreso. Y ahí estaba, una anciana, con un vestido que nunca había visto y un tapado roto que no conocía  siendo particularmente familiar conmigo, con todos. Y yo no podía dejar de pensar que acababa de dejar atrás el cuerpo de ese chico que tantas veces había sabido como hacerme sonreír cuando estaba mal. La familia se había mostrado sorprendida, algunos soltaban lagrimas, otros simplemente la abrazaban, y yo ahí, sentada mirando un punto fijo sin poder moverme. ¡Yo no la quería, no la conocía! ¿por qué debía fingir? Lo quería a el devuelta en mi vida, necesitaba que me aclaren que no había sido todo un engaño, que alguien me afirme que el alma no había cambiado. Durante muchas noches soñé con el, recordando la abrupta y repentina partida, y como casi por arte de magia se desvaneció antes de abrir la puerta. Y el vestido que tomo su lugar en el suelo de la habitación oscura... ese vestido que no recuerdo con exactitud, porque todavía me encontraba muy impactada para recordar detalles. No podía verla y verlo a el.
El alma es la misma, me decían. Pero había algo en su esencia que ya no estaba. Aun si hubiera sido solo algo físico me hubiera costado verlo reflejado en los ojos de esa pobre mujer a la que todos parecían tenerle mucha pena. Después de intentar e intentar reemplazarlo con esta nueva imagen decidí que no quería reemplazarlo ¡no entendía como hacían todos para olvidarlo tan rápido! Me paré de la mesa en la que todos estaban cenando mientras esta extraña anciana compartía historias tristes de su rapto, los años de cautiverio y su liberación, y fui directo al cuarto de mi abuela, donde busque los álbumes de fotos, esperando recaudar suficientes provisiones para no olvidarlo nunca. No estaban. No estaban, o no existían, o alguien se las había robado, si ¡alguien me las había arrebatado! Empece a sentir odio por esa anciana, la despreciaba, sentía que había desequilibrado mi vida, que se había llevado el cuerpo y la escencia de Lautaro lejos mío. Y no llegue a pensar todas las cosas horribles que sentía cuando las vi. Todas esas fotos que buscaba. Y ahí estaba ella, en todas. El olvido me había ganado, y estaba siendo desesperante recordarlo.

De todos modos nunca quise olvidar a Lautaro, no me importó si fue una ilusión, un sueño, o una alucinación producto de ese momento tan impactante que todavía me cuesta recordar. Porque aunque así lo fuera, fue una ilusión que me hizo feliz cuando mas lo necesite.
Y creo que de eso se trata. 



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