26.4.14

Intenté servirte de almohada un par de veces este ultimo mes. Siempre igual, me hacia un bollito y me ponía en la cabecera de tu cama, esperando erróneamente obtener lágrimas, sueños, una muestra sincera de tristeza o alegría. Pero todas las veces,  me sacaste a patadas de ahí. Me dijiste siempre que si ya no compartimos la cama no debería tocarla. Me senti irrespetuosa y erronea.
Me pesa en el alma que me creas una farsante, me pesa mucho que no trates de entenderme. Quizas nunca lo hiciste, o quizas ya no tenes ganas de intentarlo. Pero yo, cada tanto, igual trato de sacarte una sonrisa, terca. Y siempre fallo, siempre después de eso viene una daga por la espalda. Ser vulnerable al lado tuyo ya no me hace ningún bien. Ya está, se terminó. Que rápido pasa el tiempo, que rápido pasa la vida, que rápido cambia la gente, que rápido dejamos de ser eso que eramos, para pasar a ser esto otro. Esto que ahora escribe, esto que se siente inspirado, confundido, sonriente y llorón. Esto que esta contando los minutos para abrazar a otro ser. Y ya no le importa que no le creas. 

Porque se cree a el.

No hay comentarios:

Publicar un comentario